Desde que el químico suizo Albert Hofmann absorbió accidentalmente una pequeña cantidad de ácido lisérgico, nombre que había dado al núcleo común de todos los alcaloides del cornezuelo (un hongo parásito del centeno) todo cambio, pues acababa de descubrir los efectos del LSD, inaugurando así la era de la psicodelia.
Fue en la primavera de 1943, cuando se produjo un hecho fortuito que modificó decisivamente el curso de los acontecimientos. Hofmann descubrió los alusinantes efectos de la dietilamida de ácido lisérgico o simplemente LSD (del alemán Lysergsäure-Diethylamid ), naciendo, de esta manera, la psicodelia como un movimiento cultural.
El termino psicodelia es un neologismo formado a partir de las palabras griegas ψυχή, "alma", y δήλομαι, "manifestar". La palabra psicodélico fue inventada por el psicólogo británico Humphry Osmond y significa "que manifiesta el alma o o lo que es capaz de tener “efectos profundos” sobre la naturaleza de la experiencia consciente." La psicodelia es uno de los componentes más notorios de la contracultura, pues ofrece una vía de escape de los límites impuestos a la conciencia y a la vida diaria por el sistema dominante.
Durante los primeros años el LSD se empleó casi exclusivamente con fines médicos, en psiquiatría, psicoanálisis e investigaciones sobre el cerebro humano en condiciones de alteración química. A finales de la década de los cincuenta los laboratorios Sandoz regalaban dietilamida de ácido lisérgico sin limitación alguna a todos los psiquiatras que la solicitaban. En esos mismos años Hofmann recibió una propuesta de la CIA (la Agencia Central de Inteligencia o en inglés, Central Intelligence Agency ) para fabricar masivamente LSD con fines bélicos, una invitación que rechazó.
Tras las experiencias iniciales de Hofmann, varios intelectuales de tendencias e ideologías diversas, se acercaron a la autoexperimentación con LSD y otras drogas consideradas como psicodélicas, alucinógenas, visionarias o enteógenas, tal como prefiere denominarlas el célebre químico suizo. El Hospital de Veteranos de Menlo Park, en California, se comprometió en 1959 a la puesta en práctica de un programa experimental que comprendía ensayos con LSD. Muchos se sometieron voluntariamente a los experimentos, entre ellos se encontraba el joven novelista llamado Ken Kesey , quien, convencido del potencial lúdico de la sustancia, comenzó a interesarse en conseguir más e incitar a muchos otros al consumo, convirtiéndose en un verdadero profeta del ácido.
Coincidiendo con este entusiasta movimiento psicodélico, que estaba comenzando a desarrolarse en la Costa Oeste de los Estados Unidos, algunos teóricos, filósofos y los profesores de psicología Timothy Leary y Richard Alpert, comenzaron a preconizar entre los estudiantes universitarios el uso del psicofármaco, a través de experiencias místico-intelectuales-orientalistas, como vehículo sacramental e instrumento de liberación del individuo frente a la voracidad del sistema. “Cambia la mente y cambiarás el mundo”. Muchos jóvenes estadounidenses se lanzaron a un consumo ritual de alucinógenos. Para ellos consumir LSD no era una experiencia frívola sino algo profundo y trascendente que los situaba en una esfera superior de conocimiento. Aunque todavía no pesaba ningún tipo de prohibición sobre el LSD, los días de Leary como ciudadano libre estaban contados. Como paso previo, en la primavera de 1963, él y Alpert fueron expulsados de la Universidad de Harvard.
Entre 1964 y 1966 se prohibido formalmente por primera vez el LSD en los Estados Unidos por medio de una ley californiana, ya no seria manufacturado y vendido, al menos no de forma legal. Ciudades como San Francisco, Berkeley y Los Ángeles estallaron en un inmenso alucine colectivo, Fue un fugaz momento de esperanzas e ideales, un amago de revolución que bailaba al ritmo de Grateful Dead, The Doors, Janis Joplin, Jefferson Airplane, Santana y otras formaciones musicales de corte psicodélico. Una experiencia multitudinaria hippie, fanática de misticismo, orientalismo y no-violencia y que daría finalmente la ecuación básica del Flower Power: iluminación interior = liberación de los instintos agresivos = amor recíproco = amor universal paz en el mundo.

Es difícil predecir el futuro que aguarda a la psicodelia, entre otras consideraciones, porque las drogas visionarias siguen alimentando la nómina de drogas prohibidas. Aunque cada vez son más las voces calificadas que abogan por la legalización de las drogas, incluso entre los defensores de esa opción liberalizadora hay personas, como la escritora Elena Soriano, que continúan opinando que el LSD “es la peor droga”, ya que “es mucho más grave enloquecer que morir”. Sigue planeando, pues, el mito de la demencia sobre los navegantes del espacio profundo interior continua vigente.
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